31 de Julio de 2024 /
Actualizado hace 25 minutos | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Columnista Impreso

Tomarnos en serio las selecciones para altas cortes

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María Adelaida Ceballos Bedoya
Directora de la Línea de Sistema Judicial de Dejusticia

El Poder Judicial (dice Márai en Divorcio en Buda) es una máquina que chirría, que está llena de imperfecciones, herrumbre y polvo, pero son los jueces quienes consiguen que esa “máquina compleja y grandiosa” se mantenga en marcha. Por eso, para que opere bien la máquina de la justicia, es indispensable asegurar que los jueces(as) sean seleccionados(as) rigurosa y adecuadamente. En Colombia, sin embargo, no nos hemos tomado en serio esa tarea en lo que respecta a las altas cortes. Así, buena parte de los procesos de selección para las cortes han estado atravesados por prácticas cuestionables y han desatendido los lineamientos vigentes en la materia. Pero ya es hora de cambiar esta situación, y los 21 procesos de selección de los próximos meses representan una gran oportunidad para exigir ese cambio.

Empiezo enlistando las selecciones venideras. En el 2025, se abrirán cuatro vacantes en la Corte Constitucional; es decir, cambiará casi la mitad de la Corte. De otra parte, en lo que resta del 2024 y todo el 2025, se seleccionarán nueve magistrados(as) del Consejo de Estado, seis de la Corte Suprema de Justicia y dos del Consejo Superior de la Judicatura. Estas selecciones serán cruciales, porque con ellas nos podríamos jugar asuntos como los contrapesos al Poder Ejecutivo, nuestro derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, el enmarañado concurso de méritos de la judicatura o la implementación plena de la carrera judicial, entre tantos otros.

Debemos prestar atención a esta coyuntura, porque, en casi todos los procesos de selección de las altas cortes, se han desatendido las normas y directrices, nacionales e internacionales, que piden: transparencia, publicidad, participación ciudadana, idoneidad, objetividad, independencia, imparcialidad, igualdad y diversidad. Estas normas y directrices (muchas de ellas contenidas en el artículo 126 de la Constitución Política) implican, por ejemplo, que deberían hacerse convocatorias y audiencias públicas, transparentarse con antelación los criterios objetivos de selección y escogerse personas que sean (y parezcan) independientes de sus seleccionadores. 

Los ejemplos de irrespeto a estos lineamientos son incontables, pero quizás uno de los más visibles fue el caso del “yo te elijo, tú me eliges, en el cual algunos magistrados seleccionaron a quienes después los elegirían a ellos para llegar a otra alta corte. Otro ejemplo es la práctica del “yo con yo, mediante la cual los magistrados nominadores muestran preferencias por sus subordinados al llenar las vacantes de otras cortes. Y no olvidemos la costumbre inveterada de los presidentes (Petro incluido) de ternar a la Corte Constitucional a personas muy cercanas a sus proyectos políticos. Además, las selecciones han incumplido constantemente el mandato de equidad de género contemplado en la Constitución y la Ley de Cuotas (tal como expliqué en otra columna y como mostramos en nuestra campaña #JusticiaDiversa desde Dejusticia).

En otros casos, la desatención a los lineamientos ha sido menos visible, pero más cotidiana y persistente. Por ejemplo, ni el Consejo Superior de la Judicatura ni el Consejo de Estado ni la Corte Suprema de Justicia suelen justificar cómo y por qué escogieron a los (pre)seleccionados para otras cortes. Así ocurre también con las competencias para llegar a la Corte Constitucional, pues se desconocen los criterios empleados para integrar las ternas (especialmente cuando le corresponden al presidente). Más aún, el dicho dice que “si no vas al Senado, no te eligen magistrado”, pero nadie rinde cuentas sobre ese lobby entre congresistas y aspirantes a la Corte Constitucional. En esta opacidad se despliegan estrategias pasmosas, como contratar a mujeres voluptuosas para repartir las hojas de vida de los ternados entre los senadores.        

Es urgente erradicar estas medidas problemáticas y prácticas cuestionables en las selecciones. Por eso, Rodrigo Uprimny instó recientemente al presidente a que ejerza con grandeza republicana sus nominaciones para Corte Constitucional, Defensoría y Procuraduría. Hoy extiendo ese llamado al Senado y las cortes, pidiéndoles también que honren la dignidad de sus facultades nominadoras y electorales. Pedimos, entonces, el cabal respeto de las normas y directrices sobre procesos de selección de las cúpulas judiciales, pues necesitamos excelentes fichajes para liderar la grandiosa, pero también complejísima máquina de la justicia colombiana.

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