23 de Julio de 2024 /
Actualizado hace 29 minutos | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Columnista Impreso

Reforma a la justicia

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Juan Manuel Charry Urueña

Abogado constitucionalista. Presidente del Instituto Libertad y Progreso

jcharry@charrymosquera.com.co; @jmcharry

 

La reforma a la justicia presentada por el Gobierno fue aprobada parcialmente por el Senado en el segundo de los ocho debates, y uno de los temas esenciales, la supresión del Consejo Superior de la Judicatura, no fue aprobado.

 

En el 2012, la reforma a la justicia presentada por el gobierno Santos se hundía estrepitosamente en el último momento, al advertirse el cúmulo de “micos” incorporados a la propuesta, con los cuales se pretendía favorecer intereses personales y de coyuntura. Ante la frustración, se propuso una nueva reforma de solo aspectos cruciales, que se denominó “Equilibrio de Poderes”, donde se modificaron unos pocos temas de la administración de justicia. En ambos casos, se suprimía el Consejo Superior de la Judicatura, que sobrevivió por el hundimiento de la primera y por la declaratoria de inconstitucionalidad del punto en la segunda.

Las dificultades para reformar la justica indican problemas de método, la imposibilidad del Congreso para hacerlo y una falta de claridad de diagnóstico.

 

Lo primero, los magistrados y jueces no son actores políticos, su función es aplicar la ley a las controversias, con ellos no se debe negociar ni concertar las modificaciones a la administración de justicia. Este error se ha cometido en todas las reformas y en el 2012 fue la causa del fracaso.

 

Lo segundo, el Congreso y sus integrantes están sometidos a varios controles judiciales: Los congresistas tienen fuero penal ante la Corte Suprema de Justicia; el Consejo de Estado conoce de la pérdida de investidura de los mismos, así como de los procesos de nulidad electoral y de la aplicación del régimen de inhabilidades, y la Corte Constitucional ejerce control de constitucionalidad sobre las leyes y actos legislativos que se expidan. En otras palabras, se trata de un Congreso sobrecontrolado por los jueces, entonces, ¿qué independencia y autonomía puede tener para reformar la justicia y hacer control político a los magistrados?

 

Por último, conviene hacer un diagnóstico de los problemas de la administración de justicia para establecer cuáles deben ser las reformas. En mi opinión, se deberían considerar los siguientes problemas: (i) Politización de la justicia; (ii) Judicialización de la política; (iii) Tutelización de las controversias; (iv) Hipertrofia de la Rama Judicial, con más de cuatro máximos tribunales y más de un centenar de magistrados; (v) Bajos índices de confianza en la administración de justicia y escándalos de corrupción en las altas corporaciones judiciales; (vi) Congestión en los despachos y la consecuente morosidad en la resolución de los procesos; (vii) Altos índices de impunidad penal; (viii) Precaria seguridad jurídica, pues las sentencia de cierre son objeto de acción de tutela y de eventuales instancias internacionales, (ix) Estado de cosas inconstitucional en las cárceles por condiciones indignas de reclusión.

El diseño de controles judiciales al Congreso y de control político a los magistrados es un asunto típicamente constitucional, así como los primeros cuatro problemas enunciados, los demás pueden ser de orden legal e incluso de gestión y administración.

 

La reforma en curso, después de su paso por el Senado, solamente se ocuparía de la sustracción de algunas de las funciones electorales de las cortes, con lo cual ayudaría a su despolitización; la unificación de la jurisprudencia, que sería una contribución a la seguridad jurídica, y, de mayores requisitos y mayor periodo para los magistrados, con lo que desde el punto de vista formal se pretendería mejorar la probidad de los jueces y la confianza en la justicia.

 

Los demás aspectos constitucionales habrían quedado postergados para unas futuras reformas.

 

Así las cosas, esta reforma sería la tercera en seis años, entonces se podría decir que no solo la justicia es lenta, pero llega, sino también sus reformas y rediseños son lentos, pero se harán.

 

Agradeceré comentarios: jcharry@charrymosquera.com.co

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