UNAB: medio siglo forjando abogados para el Oriente colombiano

Fueron 70 los pioneros que el 14 de febrero de 1972 acudieron a la primera clase en la llamada “Casa del Diablo’, del barrio Cabecera del Llano. Hoy, 50 años después, suman 4.397 graduados de pregrado y 6.206 de posgrado del Programa de Derecho de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB). Adicionalmente, 537 graduados del convenio con Unisangil en la ciudad de Yopal (Casanare) desde el año 2005.

Trayectoria y estadísticas contundentes que se suman a un experimentado equipo de 38 profesores (18 de ellos de tiempo completo) y 20 años continuos con Acreditación de Alta Calidad por parte del Ministerio de Educación Nacional, recientemente renovada hasta el año 2028.

Como institución de puertas abiertas, fundamentada en la libertad de cátedra y de expresión, la UNAB promueve la articulación del pensamiento con el ejercicio creativo y crítico en el análisis y solución de las necesidades de la sociedad. “Nuestros abogados se identifican y resaltan por sus competencias interpretativas y argumentativas que les permiten aprehender la concepción del Derecho y su aplicación en el marco de las realidades sociales, reconociendo su naturaleza de práctica reconstructiva a partir de estructuras jurídico racionales. No se trata ya de su aplicación exegética, sino de la adecuación de la norma a unas realidades; esa es la línea que identifica nuestro plan de estudios”, afirma la decana Lilia Aidee Velasco Abril, graduada de la primera cohorte diurna.

“En la UNAB ponemos el Derecho al servicio del hombre, basados también en la capacidad de argumentación. Una excelente interpretación debe ir complementada por una muy buena exposición para efectos de convencer o persuadir –dependiendo si se está como litigante o como juez–, a ese otro interlocutor”, asevera.

Familiarizados con la técnica de formulación de los problemas jurídicos que existen en cada sentencia, docentes y estudiantes de Derecho de la UNAB igualmente le apuntan a la solución de problemas desde una vía pacífica, sin que esto suene a discurso superficial. “Nuestros abogados deben considerar como primera opción la solución directa de controversias, dejando a un lado el camino del litigio y la consecuente demanda. Por esa razón, reforzamos la apropiación de los mecanismos de solución de conflictos o de controversias, no solo como componente transversal en nuestros cursos que integran el plan de estudios, sino también con nuestro Diplomado B-Learning de formación en conciliación que, con sus aproximadamente 18 cohortes, nos ha permitido afianzar precisamente ese propósito de ser actores que contribuyen a la construcción de tejido social”, dice Velasco Abril, acotando que, con el nuevo Estatuto de Conciliación, los abogados contribuyen con la política pública de descongestión de despachos judiciales.

Otra competencia sobresaliente son las habilidades digitales de los graduados, las cuales hoy son claves para el ejercicio profesional, contando para ello con la debida tecnología de punta a nivel institucional. “Desde el año 2001, introdujimos nuevas tecnologías en nuestro proceso de formación, por ejemplo, con la implementación de guías virtuales para la presentación del examen preparatorio, requisito indispensable para optar al grado. Las herramientas tecnológicas que nos permitieron cumplir plenamente con el lema de ‘En la UNAB no paramos’, y afrontar la gran prueba de la pandemia, son el soporte y la fuerza eficaz que nos ha permitido acercarnos al reconocimiento y práctica de una justicia digital”, señala la decana.

A partir de junio del 2024, los nuevos abogados que tramiten su tarjeta profesional deberán presentar el examen de habilitación para la obtención de la misma, complementario a las pruebas Saber Pro. Asunto este en el que la UNAB igualmente desde ya está explorando las competencias que van a ser tenidas en cuenta. Valga decir que nuestros abogados, desde que existen las pruebas Saber Pro, siempre han quedado por encima de la media nacional.

La ética es otro factor distintivo que permea todos los cursos y semestres de los estudiantes de Derecho UNAB para que no se relegue a memorizar el Código Disciplinario del Abogado en la materia de Deontología Jurídica finalizando la carrera, sino que cada profesor plantee y analice casos de malas prácticas para que los jóvenes, desde primer semestre, se vayan dando cuenta de las consecuencias de un acto indebido.

Oferta educativa

En la actualidad, el Programa de Derecho UNAB tiene 515 estudiantes en pregrado, que disponen del Consultorio Jurídico –desde 1972– y su Centro de Conciliación, así como de la Clínica Jurídica –2014–, con el propósito no solo de brindar asesoría jurídica, sino de realizar un aporte concreto en temas sensibles –en asocio con el Programa de Psicología–, como el de la migración de miles de venezolanos que transitan o deciden establecerse en Bucaramanga y su área metropolitana.

Conocimiento de lo jurídico, experiencia, capacidad y habilidades son los elementos característicos de nuestros profesores, quienes conjugan el quehacer de la docencia y el estudio del pensamiento de Sócrates, Platón, Aristóteles o Marx, con su actividad de investigación, en procura de formular nuevas alternativas en lo que es la concepción del Derecho o impactar en los departamentos que conforman el Oriente colombiano, respondiendo a la línea trazada por el rector, Juan Camilo Montoya Bozzi.

Al amplio portafolio de posgrados, conformado por nueve especializaciones –siendo las de Derecho Público y Derecho Penal las que cuentan con mayor acogida– y cinco maestrías propias –una de ellas la Derecho Familia, que es la única en esta parte de Colombia, y otra en Derecho, con la singularidad de que en el segundo año escoge el énfasis que responda a sus intereses–, más tres especializaciones en alianza con la Universidad del Rosario (Derecho Administrativo, Derecho Tributario y Derecho Ambiental), la UNAB ahora abre el Doctorado en Sostenibilidad en convenio con la Red Mutis, orientado en la política pública y su incidencia en el desarrollo regional. Así es como celebramos este primer medio siglo de actividades y avanzamos de cara a los enormes desafíos que plantea esta tercera década del siglo XXI.

La decana Lilia Aidee Velasco Abril se manifiesta más que nunca optimista frente al futuro de la profesión de abogado y enfatiza que el estudio y la formación en lo jurídico resultan ser consustanciales con el ser humano, “y no es solo mirarlo desde la óptica de oportunidades laborales, que es amplísima, sino que el relacionamiento social determina una serie de situaciones de controversia frente a otros o de trámites, y la norma siempre estará permeándonos como ciudadanos. En ese orden de ideas, el abogado siempre se va a necesitar, además porque el conocimiento jurídico es básico para cualquier persona”.

“El enorme reto que tenemos es asumir con responsabilidad el papel de los abogados frente a la sociedad. El abogado tiene que ser el amigo y el gestor de verdad de una sociedad armónica, erradicando a punta de ética y, de una vez por todas, las malas prácticas”, concluye la decana.