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Actualizado hace 16 horas | ISSN: 2805-6396

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Reflexiones sobre la evaluación a la ciencia jurídica colombiana

12 de Marzo de 2014

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Bernd Marquardt*

Profesor de dedicación exclusiva y Director del Grupo de Investigación Constitucionalismo Comparado de la Universidad Nacional de Colombia.

 

Desde comienzos de este año, Colciencias está calificando sistemáticamente los grupos de investigación de Colombia, de acuerdo con un sistema de puntaje, como estudiantes de pregrado. Ya el concepto como tal de la supervisión estatal de los productos científicos preocupa frente a principios constitucionales respetables, entre ellos, la libertad y la autonomía de la ciencia.

 

Según sus documentos oficiales, Colciencias quiere enfocarse en la calidad y el impacto de los productos con un énfasis tecnológico y de patentes. Lamentablemente, las concreciones y detalles no cumplen con lo avisado, pues existe un pantano de privilegios y discriminaciones. Entre las más perjudicadas, se encuentran las ciencias jurídicas.

 

La ideología del antijuridicismo

La calidad científica de un grupo de investigación depende de los puntajes de sus publicaciones, por tanto, la editorial debe ser reconocida oficialmente por Colciencias, por medio de un sometimiento a una convocatoria.

 

En la lista consolidada, faltan todas las grandes editoriales jurídicas de nombre, calidad y tradición del país. Quedan ausentes Temis, Legis, Doctrina y Ley, Siglo del Hombre y otras más, donde se han publicado las grandes obras que son usadas en la enseñanza del Derecho, con un enorme impacto para la Rama Judicial y la solución de los grandes conflictos jurídicos. En cambio, instituciones con una reputación científica muy limitada, como el Tecnológico Comfenalco, cumplen supuestamente con los criterios de una editorial de calidad e impacto.

 

El sistema de privilegios y discriminaciones de Colciencias es aún más evidente, si se tiene en cuenta la medición de las editoriales internacionales. En la versión originaria de la convocatoria, Colciencias había fundamentado su evaluación en el Book Citation Index (BCI) de una empresa privada estadounidense llamada Thomson Reuters, calificando el mismo como un supuesto índice objetivo a nivel mundial, aunque no lo es, pues se trata de un mero indicador nacional de uno de los 194 países del mundo.

 

En vista de las protestas, Colciencias eliminó la exclusión formal del 99 % de la ciencia mundial, pero sin efectuar cambios materiales, pues ahora se camufla la antigua estrategia de exclusión detrás del requisito de contar con pares evaluadores.

 

De esta manera, se reduce el pluralismo real de varios modelos paralelos de evaluación de libros científicos a solo uno, ignorando casi todos los modelos de Europa continental, que han crecido en los últimos ocho siglos, como el alemán. En este, por ejemplo, se hace una evaluación en dos pasos, pues los autores requieren el título de Habilitation (segundo posdoctorado superior) y el visto bueno del comité editorial, cuyos miembros cuentan también con la Habilitation.

 

El reduccionismo metodológico de Colciencias es similar a aceptar unilateralmente libros con caratula azul o autores de apellidos con “C”. Para ponerlo en su verdadera dimensión, Colciencias pretende afirmar que no tienen calidad e impacto las obras del filósofo alemán Jürgen Habermas, como Facticidad y validez, pues la lógica actual ignora tanto la editorial original de este famoso autor de impacto mundial (Suhrkamp, en Fráncfort del Meno) como la de la traducción española (Trotta, en Madrid). ¿Se está recomendando que las ciencias jurídicas, políticas, sociológicas e históricas abandonen la lectura de este autor?

 

Así mismo, marginaliza los medios de publicación de nombres significativos, como Alexy, Dippel, Fleiner, Grimm, Häberle y Luhmann, a la categoría sub-científica de meros libros de divulgación. ¿En realidad, Colciencias cree seriamente que tienen poco o ningún impacto científico las editoriales de ellos? ¿Quién va a creer que las grandes editoriales europeas, que requieren el doctorado y el postdoctorado como requisitos mínimos de sus autores y en las que publican algunos de los científicos más reconocidos del mundo, valen menos que algunas editoriales de universidades acreditadas por Colciencias, en las que se producen libros sin ningún rigor científico, al estilo de meros resúmenes de los grandes autores mencionados?

 

En conclusión, la mayoría de los grupos de investigación jurídicos serán los más afectados en la evaluación de Colciencias, porque las publicaciones en las prestigiosas editoriales jurídicas no valen para este ente estatal.

 

¿Qué pasará con los grupos de investigación?

La postura de Colciencias es un contrasentido. En mayo del 2013, se celebró el evento más grande y único de cooperación científica en Colombia, organizado por el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD, por su sigla en alemán). Durante el acto, habló no solo el presidente alemán, Joachim Gauck, sino también el director de Colciencias y otras autoridades educativas nacionales.

 

Las conclusiones centrales fueron las carencias de formación doctoral y posdoctoral en Colombia y la necesidad de celebración de apoyos científicos de Alemania para Colombia. Pero Colciencias, en vez de aprovechar esa cooperación científica, primero, promueve una discriminación con las editoriales europeas, que comenzó con el maltrato sistemático de las revistas. Si buscamos en el Publindex la palabra “Zeitschrift” (revista en alemán), casi todo lo que sale ha recibido la peor indexación.

 

Esto no tiene ninguna justificación en una supuesta mala calidad de tales publicaciones, pues varias son líderes mundiales en su disciplina, sino la causa es mucho más la ceguera estructural de Colciencias, por usar –negligente o intencionalmente– criterios subjetivos, no universales y formalistas, que no sirven para medir objetivamente las publicaciones de la mayor parte de los países científicamente avanzados.

 

Además, y en segundo lugar, a Colciencias se le olvida que algunos de los grandes juristas colombianos se han formado en Europa, porque de allí proviene la tradición jurídica continental. El Derecho colombiano no es anglosajón. Por lo tanto, usar criterios estadounidenses –como pares– para evaluar su producción científica jurídica no corresponde a su desarrollo histórico.

 

Y tercero, los profesionales del Derecho que se forman a través de esta cooperación científica promovida por Colciencias, y que publican en Europa, por ejemplo, en Alemania, Austria y Suiza, no podrán obtener el reconocimiento de sus textos por parte de esta institución. Falta total de coherencia.

 

La homogenización

El problema básico de Colciencias es que cree en su supuesta habilidad de evaluar eficaz y objetivamente a toda la ciencia del planeta, sin ser consciente de sus propios límites. Está promoviendo que lo tecnológico y patentable encarne el monopolio de la verdadera ciencia. Ningún país del mundo logra algo semejante, ni siquiera EE UU. Se trata de una especie de megalomanía. Pero, en vez de enviar comprometidamente evaluadores a todo el mundo, Colciencias se limita metodológicamente a copiar y pegar índices prefabricados por otros países, sin reconocer que este es el método científico más primario.

 

Si algunos países no promueven indexaciones ni pares, lo que ocurre típicamente en casi todas las naciones científicas tradicionales de Europa continental, con el fin ético de defender la libertad de la ciencia, Colciencias no sabe qué hacer. En estos casos, concluye, aventurera y tercamente, que hay una supuesta calidad cero de las respectivas culturas científicas, aunque la única nota tan baja corresponde a la falta metodológica de la autoridad evaluadora.

 

Invitamos a Colciencias y a la comunidad jurídica a elaborar criterios de evaluación científica de investigación acorde con un Estado social de derecho, según el camino natural de la ciencia, que es el pluralismo, la observación, la autocrítica, la moderación, la comparación y la veracidad, sin permitir convocatorias que caen en violación de derechos fundamentales, por sus criterios homogeneizadores, arbitrarios y privados.

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