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Actualizado hace 9 horas | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Análisis


Brigadas jurídicas: innovando espacios transformadores en la práctica de los consultorios

08 de Noviembre de 2017

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Nota:
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Mabel Bonilla Correa

Directora Consultorio Jurídico y Centro de Conciliación

Universidad Libre sede principal

 

Las brigadas jurídicas son actividades que se llevan a cabo con el fin de acercar los servicios del consultorio jurídico y centro de conciliación a la comunidad que, por algunas situaciones particulares, como la ubicación geográfica, la ausencia de recursos económicos para desplazamientos y la falta de tiempo, entre otros, no puede acudir a las instalaciones físicas en donde se encuentran ubicadas las sedes.

 

De acuerdo con lo anterior, es posible observar que, actualmente, se está desarrollando un fenómeno académico que lleva a la descentralización de los servicios jurídicos gratuitos, que son prestados por parte de los estudiantes de Derecho que cursan sus dos últimos años de carrera profesional.

 

Pero, ¿que se busca con ello?, ¿por qué el propósito y la importancia de poner énfasis en esta labor? Desde la práctica y la experiencia académica, ha sido posible determinar los objetivos que se pretenden alcanzar, que se encuentran en vía bidireccional, pues labores como estas enriquecen tanto a la sociedad como a la comunidad académica que se encarga de prestar dichos servicios.

 

De una parte, existe la necesidad que enfrentan las comunidades respecto de las asesorías jurídicas y la búsqueda de soluciones eficaces para los problemas que hacen parte de su diario vivir. Y, de la otra, el desafío que implica, por parte de los estudiantes, la aplicación de los estudios recogidos a lo largo de sus semestres académicos a casos particulares que se consultan en estos escenarios, con lo cual se enfrentan a situaciones reales, con sujetos reales que exigen que el estudiantado se apropie del campo jurídico y, con ello, logre la conexión de estas y propongan soluciones eficientes, justas y oportunas.

 

Conciliación

 

Es así como, a través de la labor de este grupo particular de estudiantes, los docentes del siglo XXI anhelan como máxima expresión de su acompañamiento académico trascender, demostrar y probar todas las hipótesis posibles, para encaminar las soluciones que llevadas al campo de acción se conocen como conciliación. Esta es una “magia jurídica” que permite demostrar que los seres humanos somos capaces de adoptar acuerdos sin necesidad de pasar por encima del otro y que es posible explicar el posicionamiento asumido con respecto de las inconsistencias o desacuerdos que surgen naturalmente de la vida en sociedad.

 

Esa fricción de lenguajes no verbales acumulados enriquece a los sujetos en la forma como estos logran conseguir “el control emocional”, que permite, a través del diálogo y con la ayuda de un tercero neutral e imparcial, alcanzar soluciones jurídicas de ciertas realidades sociales, entendiendo que los acuerdos se someten a su cumplimiento per se y no por el sometimiento de la fuerza u otros mecanismos arcaicos.

 

Desde este punto de vista, el estudiante de consultorio jurídico, en su práctica de conciliación, a través de la participación en las brigadas descritas con antelación, entra en contacto directo con las partes contrapuestas por ese “choque emocional”, el cual concluyó en una situación de conflicto jurídico. Allí es donde se encargará de transformarlo, a través de su capacidad de innovación, en un hecho jurídico que le permita, por medio del análisis y la aplicación de los criterios jurídicos, calificar de manera clara y concreta el compromiso al que se somete como actor en el triángulo conciliatorio, donde encuentra partes en conflicto y, además, a partir de todas sus capacidades y exigencias, dirigirá el escenario de uno de los métodos alternativos de solución de conflictos: la conciliación.

 

En este espacio, explicará los alcances de su gestión facilitadora, con el fin de lograr, junto con las partes, la mejor solución y dar a todos los tiempos necesarios, partiendo de las reglas impuestas para abordar el problema particular.

 

Así las cosas, con el papel del estudiante y el acompañamiento del docente experto, se buscarán fórmulas de arreglo que permitan aportar al mejoramiento de las conductas en sociedad y, con ello, contribuir a un mejor país.

 

Beneficios

 

En términos de logros, de parte de la comunidad estudiantil se escucha que estas prácticas los hacen reflexionar sobre varios aspectos, tales como la responsabilidad que tienen al ser privilegiados de poder asistir a la universidad, adquiriendo los conocimientos necesarios para abordar casos reales; la “hazaña” que logran al equivocarse tratando de encuadrar esos mensajes parafraseados en los contextos jurídicos, porque, de esta forma, se aprende, ya que les permite superar el miedo de hacer, de realizar, de ser osado…

 

Otro punto que destacan es la evolución que han obtenido, al permitirles crecer como seres más empáticos, preocupados porque, aun conociendo que el país se enfrenta al colapso en la administración de justicia, el rol que desempeñan cuente con una validez proporcional a través de sus acciones en pro de la mejora continua de “dar a cada quien lo que le corresponde”.

 

Bajo estos escenarios, es evidente la necesidad de utilizar mecanismos alternativos de solución de conflictos, los cuales siempre buscan la descongestión judicial y, de la mano de los fines esenciales del Estado, de la participación efectiva de todos en las decisiones que los afectan y de la consecución de la convivencia pacífica, facilitan, a través de la gestión de estos estudiantes, el acceso a la administración de justicia, que, día a día, pretende disminuir la limitación que a veces se presenta, como sucede con la implementación de la Convención sobre  los Derechos de las Personas con Discapacidad.

 

Adicional a lo anterior, cabe resaltar la diligencia con la que se deben realizar todas las gestiones que se le encomienden como futuros abogados, comprometidos con esas personas de cumplir, con prontitud y rectitud, las acciones que permitan lograr la meta que cada uno se ha propuesto en su proyecto de vida.

 

El placer del servicio; que este sea honesto, pulcro y ágil; satisfacer a los usuarios; sensibilizar a la comunidad sobre los recursos que nos da el Estado para lograr beneficios colectivos e individuales en pro del bienestar común, esbozado en el deseo del cumplimiento normativo y la convicción de lo justo permitirán una adecuada vida en sociedad.

 

Y, por último, y no menos importante, alcanzar “la felicidad” es, para los estudiantes, uno de los objetivos de estos escenarios, al sentir que, a través de su actuar, de su rol como conciliador extrajudicial en derecho, las partes se reacomodaron y asumieron otras posturas frente al conflicto, aun cuando no se logren acuerdos en algunos casos. De todas formas, los educandos manifiestan su felicidad, al desempeñarse en estos espacios que los nutren académicamente y les deja entrever que los mejores seres humanos deben ser los abogados.

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