No todo tiempo pasado fue mejor
02 de Junio de 2020
José Leonardo Suárez Ramírez, juez penal
En épocas de tragedia se exacerban los discursos apocalípticos y se genera una desesperanza generalizada, de la cual no escapan, como es apenas natural, los abogados.
Junto a la pandemia del coronavirus (covid-19), las “fake news” o noticias faltas también se vuelven virales. Sin embargo, nunca antes hemos estado mejor preparados que ahora para enfrentar estos eventos.
En efecto, la historia nos enseña que, de ordinario, después de toda gran tragedia (guerras, pestes, accidentes, catástrofes naturales, entre otras), se produce un avance en términos de ciencia, tecnología, investigación, planeación y organización, que permiten conjurar futuras situaciones similares. Así las cosas, es gracias a internet –big data y deep learning– y a las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) que podemos tener en tiempo real información sobre el avance de la enfermedad y la eficacia de las medidas para su control; la virtualidad nos ha permitido estar unidos desde el confinamiento obligatorio, haciendo uso de aplicaciones y herramientas como WhatsApp, Zoom, Meet, etc, en procura de salvaguardar la salud de todos, pero, en especial, la de un grupo etario (cuarta edad) que hace algunas décadas no existía. Téngase en cuenta que la longevidad humana se ha prolongado, al punto de establecerse hoy en día una expectativa de vida de 80 años en promedio y que tiende a crecer todavía, algo inimaginable en tiempos pretéritos, pues basta recordar que en la época del Imperio Romano la esperanza de vida era de 35 a 40 años, al igual que en la Revolución Industrial, en la que llegar a los 50 años era poco común, para el grueso de la población.
En la actualidad, tal como lo resalta el reconocido escritor Yuval N. Harari, para el más pobre de los humanos es menos difícil asegurar un mínimo calórico y nutricional, que garantice su supervivencia, gracias a políticas públicas e iniciativas privadas, en comparación con alguien en la misma situación en la edad media, época de la peste negra o, incluso, en tiempos de la peste española de 1918.
Este problema de alcance mundial se ha convertido, no obstante, en una oportunidad y ha generado, por ejemplo, que la Rama Jurisdiccional del Poder Público esté implementando las audiencias virtuales y afianzando el uso de las TIC en la administración de justicia, y ha hecho que los abogados acompañen esta iniciativa que se antojaba continuamente aplazada. Además, los procesos de formación teórica y de integración de los colegas en espacios académicos se ha visto fortalecido con iniciativas tales como las conferencias que vía Youtube y, en redes sociales, continuamente han realizado en esta cuarentena algunas universidades e instituciones, el Colegio de Abogados Penalistas, el Centro de Estudios Socio Jurídicos Latinoamericanos (Cesjul), el Instituto Colombiano de Derecho Procesal, el Colegio de Procuradores Judiciales y la Rama Judicial, entre otros, lo que, a su vez, ha permitido aprovechar al máximo el tiempo que pasamos en casa. Como se puede observar, el vaso está medio lleno.
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