La próxima pandemia: la desocupación laboral
23 de Junio de 2020
Iván Quintero
Asesor y consultor laboral
La situación actual impone considerar todo tipo de alternativas que revolucionen el mercado del trabajo, salven empleos y permitan que en la pospandemia del coronavirus, la brecha entre empleo formal e informal no aumente significativamente.
Esta nueva realidad laboral que ya enfrentamos exige la creación de instrumentos concretos que inclinen la balanza hacia la formalización del trabajo, especialmente cuando se empiezan a reabrir y reactivar sectores productivos. Las empresas urgen contar con mecanismos ciento por ciento legales, sencillos de administrar y económicamente competitivos. Por su parte, los trabajadores deben y pueden recibir toda su remuneración en un solo pago mensual, integrado, sin necesidad de esperar a la finalización del semestre o del año, para recibir por partes, los ingresos derivados de su relación laboral. Por su parte el mundo ya cambió y las actividades y oficios se tendrán que repartir en las 24 horas del día, los 30 días del mes y los 365 días del año.
Desde hace 30 años, existe en nuestro ordenamiento jurídico laboral el sistema de remuneración denominado salario integral, que incluye, en un solo pago, el salario básico y las prestaciones: cesantías, intereses de cesantías y primas de servicio (junio y diciembre), los recargos por trabajo en domingos festivos y en jornadas extraordinarias y los recargos nocturnos, el salario en especie y los beneficios o prestaciones extralegales. Todo Incluido excepto las vacaciones.
Esta modalidad de remuneración quedó, en principio, restringida a quienes devenguen más de 10 salarios mínimos legales mensuales vigentes (mas el 30 % de dicha cuantía). Sin embargo, las actuales especiales circunstancias justifican plenamente que se elimine esta restricción, liberándonos de ese tope mínimo requerido y permitiendo que las partes de la relación laboral, acuerden como sistema de remuneración un salario integral a partir de un millón de pesos.
Conocedor que serán masivas las críticas y generosos los argumentos para oponerse a esta idea, optaremos por destacar las que, a nuestro juicio, resultan ser las principales ventajas de su eventual implementación:
- Sistema sencillo de administrar, entender, liquidar y pagar.
- Genera mayor ingreso neto mensual para el trabajador.
- Facilita la liquidación de la nómina en las empresas.
- Genera mayor dinámica y circulación económica.
- Facilita la fiscalización de las autoridades competentes.
- Elimina el complejo sistema de diferentes bases de liquidación para cada prestación.
- Genera el camino idóneo para la necesaria e inaplazable figura del trabajo y salario por horas.
- Le entrega al trabajador la responsabilidad de asumir la cultura del ahorro.
- Simplifica todo el andamiaje de cotización al sistema de seguridad social y parafiscales.
- Deja atrás el paternalismo y asistencialismo entre empleador y trabajador.
- Disminuye la litigiosidad de las relaciones laborales y aporta a la descongestión de la jurisdiccion laboral.
- Facilita la comparación y estudio de la equidad salarial tanto interna como externa.
- Permite mejores indicadores de medición de la competitividad.
- Simplifica la discusión y negociación de los aumentos salariales anuales.
- Otorga indicadores más idóneos en los ejercicios de competividad internacional.
- Ayuda a la implementación sencilla y rápida de los imperiosos cambios que se avecinan en materia de jornadas de trabajo, turnos de trabajo, movilidad en las ciudades, como consecuencia de las obligatorias medidas de distanciamiento social.
- Simplifica y facilita los cambios de hábitos laborales que ya son una realidad y una necesidad por la aparición del covid-19.
- Aplica a todas las modalidades de contratos de trabajo formales existentes en nuestra legislación laboral (indefinido, fijo, obra o labor).
- Contribuye a incrementar la contratación formal en sectores como el agro y el comercio, entre otros, tradicionalmente apáticos a esta forma de contratar personal.
- En la medida en que aumente la formalización del empleo mejoraran significativamente los recursos que reciben los sistemas de salud, pensiones y riesgos profesionales que soportan la carga de la cobertura universal hasta ahora desbalanceada.
- No es incompatible con el pago del subsidio legal de transporte en la forma como hoy está legalmente concebido.
El desempleo en abril ya se ubicó en el 20 % y es muy posible que en los próximos meses se acerque al 30 %, retrocediendo en tan solo tres meses lo que habíamos adelantando en 30 años.
Uno de los grandes retos que le espera al mundo, una vez se descubra la vacuna para el coronavirus, consiste en desarrollar y aplicar la vacuna contra la pandemia del “desempleo”. Podemos optar por considerar que todo volverá a ser, muy pronto, igual que antes, o atrevernos a plantear alternativas desafiantes, que nos permitan contar a tiempo, con instrumentos para aplanar la curva de la próxima pandemia: la de la desocupación laboral masiva y universal y la informalidad laboral estructural e irreversible.
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