Las mujeres resistimos en manada

Por Blakeley Decktor

Abogada de Women’s Link Worldwide*

Este jueves estalló la rabia feminista en España. Son muchos los años de indignación debido a sentencias que culpabilizan a las víctimas de violación y que las responsabilizan por lo que les sucedió. “¿Por qué estaba vestida así?”, “¿por qué estaba sola?”, “¿por qué bebió?”, “¿por qué se demoró tanto en denunciar”?, “¿por qué no se resistió?”.

La sociedad española, y en especial las mujeres, no aguantaron más y salieron a las calles para protestar en contra de la sentencia del caso de una joven española de 18 años que en el 2016, mientras se celebraban las fiestas de San Fermín en la ciudad de Pamplona, fue acorralada y violada al mismo tiempo por cinco hombres apodados como “La Manada”, que le doblaban en estatura y en tamaño.

La víctima soportó la agresión, pues sabía que no tenía escapatoria y que estaba rodeada. Era consciente de que si se resistía, además de ser violada, era posible que no saliera con vida. Mientras tanto, los agresores, no contentos con lo que le hicieron, grabaron todo en video. Esta grabación se convirtió en una de las principales pruebas durante el juicio.

Después de esperar la sentencia por más de cinco meses, teníamos las esperanzas depositadas en ella. Al fin y al cabo, vivimos y participamos en el movimiento #MeToo o #YoTambién y fuimos parte de una masiva huelga feminista con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de los Derechos de las Mujeres. Todo parecía apuntar a que estaba iniciando un lento pero inevitable cambio de pensamiento en la sociedad y se empezaba a otorgar a la violencia contra las mujeres y niñas la importancia que se merece.

Igualmente, pensábamos que en la justicia española, machista y con los mismos prejuicios contra las mujeres, también había calado este mensaje. Pero no podíamos estar más equivocadas.

La Sala Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra, encargada de juzgar el caso de “La Manada”, desaprovechó una oportunidad única de sentar un buen precedente jurídico que contribuyera a proteger y reparar mejor a las víctimas de agresiones sexuales.

En la sentencia se describe cómo la víctima se sintió intimidada y desesperada y su voluntad quedó anulada ante la evidente situación de inferioridad física. En resumen, quedó en shock, sin otra opción que someterse para que todo pasara rápido. Cualquier tribunal con perspectiva de género hubiera tenido en cuenta esta situación antes de emitir una sentencia. Pero la realidad es que en España y en varios países del mundo un gran porcentaje de jueces y juezas y demás operadores judiciales no tienen una adecuada formación en temas de género. El resultado es una falta de sensibilidad que termina en sentencias que hacen retroceder los derechos de las mujeres.

El tribunal que juzgó a “La Manada” consideró que a pesar de que la víctima había sido rodeada y penetrada por cinco hombres a la vez y en distintas partes de su cuerpo (boca, ano y vagina) no hubo violencia ni intimidación. Determinó, por lo tanto, que tampoco hubo agresión sexual, solo abuso sexual, que en el código penal español contempla penas mucho menores.

Esta sentencia, además de generar un terrible daño en la víctima, genera un precedente negativo para casos similares.  A las mujeres les envía el mensaje de que si no se defienden la justicia -que debe protegerlas- no les creerá y considerará que no hubo agresión.

¿Qué es defenderse lo suficiente? Esa es la gran pregunta. La ley no está escrita en piedra; son los jueces y juezas quienes realizan interpretaciones que en muchos casos pueden ser subjetivas. Por lo tanto, determinar si una víctima se ha defendido “lo suficiente”, además de ser injusto, es una valoración personal en la que entran en juego los estereotipos y prejuicios sobre las mujeres y su comportamiento. ¿Hasta qué punto tiene que resistirse una víctima para considerar que hay violencia?; ¿no es suficiente con que cinco hombres la arrinconen y la violen?; y más allá de eso: ¿por qué debe una víctima demostrar que se resistió cuando se sabe que un mecanismo de defensa del cuerpo es quedarse paralizado para que todo pase rápido?

En este caso existían un gran número de pruebas, entre ellas un video grabado por los agresores. Cosa que no sucede generalmente, pues muchos de estos delitos suceden en el ámbito privado, sin testigos u otras formas de demostrarlo. A las mujeres se les debe creer cuando denuncian las agresiones y no hacerles preguntas que las revictimicen y las responsabilicen por lo sucedido.

En una acción todavía más indignante, uno de los magistrados votó a favor de la absolución de los agresores. Afirmó que lo que le sugieren los gestos, expresiones y sonidos que emite la víctima en el video son de “excitación sexual” y que “no es descartable que durante una relación sexual no consentida pueda llegar a sentirse y expresarse una excitación sexual meramente física en algún momento”. Este tipo de afirmaciones, sin duda, exceden la función judicial y provocan un grave daño sobre la joven.

Desde Women’s Link trabajamos para erradicar estos prejuicios y estereotipos y para que las mujeres puedan acceder en situación de igualdad a la justicia. Por eso, no podemos quedarnos calladas ante esta injusticia y hemos solicitado una acción disciplinaria ante la Comisión Disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial contra el magistrado que votó a favor de la absolución. Nuestro objetivo es poner el foco en este tipo de sentencias que sientan un precedente muy negativo para casos similares en el futuro. No podemos permitir que se les diga a las mujeres que no se han defendido lo suficiente ante una agresión sexual. ¡Las culpables nunca pueden ser ellas! 

Este caso sucedió a muchos kilómetros de Colombia, pero es un campanazo que debe mantenernos alerta sobre los pronunciamientos judiciales que hacen retroceder los derechos de las mujeres. No estamos dispuestas a soportar una justicia que culpabiliza y pone toda la carga sobre las mujeres y deja impunes los delitos que se cometen contra ellas.

*Women’s Link Worldwide es una organización internacional que trabaja por los derechos humanos de las niñas y las mujeres.